Como era de esperar no se ha cumplido.
Por supuesto hablo del alto
el fuego en Gaza y del cumplimiento de los acuerdos adoptados. Cualquier excusa
es buena para retomar los asesinatos y evitar el reparto de ayuda humanitaria.
Digo excusa porque, como siempre, Israel se sirve de cualquiera de ellas para
no cumplir con la legalidad. Siempre lo ha hecho, desde los inspectores del
programa nuclear hasta los diferentes acuerdos de paz que ha incumplido, porque
a Israel le sirve con decirlo para que el mundo le crea, sin presentar ninguna
prueba. Para justificar el bombardeo de una escuela, o de un hospital, le basta
con decir que allí se escondía un miembro de Hamás.
Por supuesto todo esto se ve
reforzado con la aparición en escena del Pato Donald. Un personaje que aspiraba
al Nobel de la Paz por amenazar a todos los contendientes de cualquier
conflicto y esperar con ello que todos le respetaran. Digo esto porque queda
claro que a éste le importan más bien poco los palestinos, mujeres, niños ni cualquiera que se cruce en su camino
cuando ha puesto el ojo en un territorio que espera reconstruir y modernizar
para embolsarse todo lo que caiga en sus manos.
Y con todo no es Netanyahu
el que más me preocupa. Si atendemos a las informaciones que van apareciendo
sobre su gabinete podemos llegar a opinar que se le puede considerar hasta
moderado. Su ministro de la guerra y algún que otro miembro más de su
parlamento no dudan en verbalizar su deseo de que se extermine a todo palestino
viviente. Me impacta ver a un hombre arrastrando un cochecito de bebé, quedarse
delante de un camión cargado con ayuda humanitaria para impedirle el paso. O
cómo entrevistan a una mujer con siete hijos, futuros colonos, a los que ha llevado a ver los territorios
donde podrán asentarse en cuanto terminen su tarea los soldados, y cuando le
preguntan a la niña que lleva de la mano si sabe que allí también viven niños,
sin dudarlo responde que sí, pero que podrán irse a otro lugar más bonito.
Del resto del mundo, ni
siquiera me apetece hablar. De las decisiones tomadas tarde y mal. Del mirar
hacia otro lado. De la impunidad con que se mueve Netanyahu por el mundo. De la
CPI.
Vergüenza, vergüenza y
estupor.
Vamos a repetir la historia.
Salud a tod@s.
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